El cacao: tesoro ancestral y símbolo de identidad mexicana
El cacao, una planta tropical descubierta por los olmecas, ha sido un tesoro venerado desde tiempos antiguos. Fueron los olmecas los primeros en cultivarlo y prepararlo en una bebida llamada xocolatl, consumida durante ceremonias ceremoniales.
Con el tiempo, el cacao se convirtió en un elemento fundamental de la cultura e identidad mexicana, resultado del mestizaje cultural. La gastronomía mexicana con cacao es un claro ejemplo de esta fusión, siendo el mole uno de los platos más representativos.
Desde el punto de vista botánico, la existencia de más de veinte especies diferentes de cacao en las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco en América del Sur sugiere que la planta inició su desarrollo hace unos cuatro o cinco mil años, expandiéndose hacia Mesoamérica. Se cree que los olmecas fueron los primeros en cultivar y descubrir su sabor en forma de bebida mezclada con agua.
La palabra «cacao» proviene del olmeca y del posterior lenguaje maya «kakaw».
El cacao era un símbolo de abundancia utilizado en rituales religiosos dedicados a las divinidades. Su consumo se extendió a otras grandes civilizaciones mesoamericanas como los mayas o los mexicas, quienes lo utilizaron como moneda de cambio.
Con la difusión del cacao, también se diversificaron las costumbres de su consumo. Mientras que los mayas disfrutaban el chocolate frío, los mexicas lo consumían caliente o tibio. Los aztecas tostaban y trituraban los granos para hacer polvo de cacao, a veces mezclándolos con otras semillas.
En 2022, los agricultores mexicanos produjeron un total de 28,119 toneladas de cacao, ubicando a México en el lugar 14 a nivel mundial en producción de cacao.
Además de su valor culinario, el árbol de cacao es beneficioso para el medio ambiente, siendo un buen cultivo para reforestar terrenos debido a su contribución a la materia orgánica en los ecosistemas y su papel en la conservación de la flora y fauna del suelo.