Ni Nave Alienígena ni Simple Roca: Revelan el Secreto del “Viajero Interestelar” 3I/ATLAS

Adiós a las supersticiones. Nuevos estudios confirman que el cometa 3I/ATLAS es una “fábrica química” volante cargada de los ingredientes necesarios para la vida, comportándose como un volcán de hielo activo.
El espacio profundo nos ha enviado un regalo misterioso y la ciencia finalmente ha descifrado su etiqueta de envío. En medio de titulares sensacionalistas y teorías de conspiración, el cometa interestelar 3I/ATLAS ha revelado su verdadera naturaleza, y la realidad es mucho más fascinante que la ficción.

Un reciente estudio liderado desde la Universidad de Cornell y publicado en la plataforma ArXiv, ha puesto fin a las especulaciones: este vagabundo cósmico no es una nave, pero tampoco es una roca cualquiera. Es una cápsula del tiempo prístina, similar a los objetos más antiguos de nuestro propio sistema solar, y trae consigo secretos sobre cómo se forman los planetas… y quizás la vida misma.

Una “Fábrica Química” con Volcanes de Hielo
Lo que hace único a 3I/ATLAS es su comportamiento explosivo. Los científicos descubrieron que este cuerpo es muy similar a los objetos transneptunianos (cuerpos helados más allá de Neptuno) y a las condritas carbonáceas, los meteoritos más antiguos conocidos.
Pero, ¿por qué brilla tanto? La respuesta es el criovulcanismo. A diferencia de los volcanes de lava en la Tierra, 3I/ATLAS expulsa chorros de gas y polvo helado. Al acercarse al Sol (a unos 378 millones de km), la temperatura subió a -71 ºC, suficiente para derretir el hielo seco (dióxido de carbono). Esto creó un líquido oxidante en su interior que reaccionó violentamente con metales y sulfuros, despertando al cometa de su letargo y provocando erupciones visibles desde la Tierra.
El Misterio del Níquel Resuelto
Uno de los grandes enigmas que tenía a los astrónomos rascándose la cabeza era la extraña sobreabundancia de níquel en la nube de gas que rodea al cometa. Generalmente, los cometas no sueltan tanto metal.
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La investigación encontró la clave en las reacciones Fischer-Tropsch. En términos sencillos: el interior del cometa funciona como un laboratorio. El agua caliente interactúa con los granos metálicos del núcleo, actuando como un catalizador que genera compuestos orgánicos complejos y libera níquel en el proceso. Es decir, el cometa se está “oxidando” y cocinando química compleja en tiempo real mientras viaja.
¿Un Repartidor de Vida Cósmico?
Aquí viene la parte que nos vuela la cabeza. Si asumimos que 3I/ATLAS tiene un tamaño kilométrico, estamos hablando de una masa superior a las 600 millones de toneladas.
Este “vagabundo celeste” viaja cargado de hielo, materia orgánica, metales y una capacidad química activa. Básicamente, es un paquete de entrega interestelar con todos los ingredientes necesarios para promover la aparición de vida en otros mundos. Aunque en esta ocasión pasará de largo por la Tierra, su existencia confirma que la química que da origen a la biología viaja a través de las estrellas, buscando el lugar perfecto para florecer.







