Gastronomía

El ate con queso: un dulce clásico de la tradición mexicana

El ate con queso es un postre emblemático de la gastronomía mexicana, presente en muchas mesas desde la infancia. Su magia radica en la combinación perfecta entre el dulzor del ate y el toque salado del queso, creando una experiencia única al paladar. Esta delicia se disfruta en distintas regiones del país y es una opción infalible en reuniones y celebraciones.

¿Qué es el ate con queso?

El ate es un dulce tradicional elaborado con pulpa de frutas como guayaba, membrillo o tejocote, cocida con azúcar y especias como canela. Su textura firme y su intenso sabor lo convierten en un acompañante ideal para el queso, que aporta un contraste equilibrado. En este platillo pueden utilizarse distintos tipos de queso, como panela, manchego, gouda o Chihuahua, entre otros.

Para servirlo, ambos ingredientes se cortan en rebanadas o cubos y, a menudo, se presentan en brochetas con palillos cocteleros. También puede disfrutarse con una copa de vino, realzando así sus notas dulces y saladas.

Origen: del dulce de membrillo al ate mexicano

El antecedente del ate se encuentra en el dulce de membrillo, cuya elaboración data de la época romana. Su popularidad creció en Medio Oriente y, posteriormente, los árabes lo introdujeron a la Península Ibérica en la Edad Media. Hacia el siglo XII, este manjar era apreciado entre la comunidad sefardí (judíos hispanos).

Con la llegada de los españoles a América, el dulce de membrillo fue traído a la Nueva España y, como ocurrió con muchas recetas europeas, se adaptó a los ingredientes locales. Así surgieron variantes con guayaba y tejocote, dándole identidad propia al ate mexicano. Se cree que su producción comenzó en los conventos de distintas órdenes religiosas, lugares donde se desarrollaron muchas de las recetas dulces tradicionales del país. Con el paso del tiempo, se popularizó la costumbre de acompañar el ate con queso, dando origen a la combinación que hoy conocemos y disfrutamos.

Variedades tradicionales y modernas del ate

En México, el ate se encuentra en múltiples presentaciones. Uno de los más reconocidos es el ate de Morelia, Michoacán, que cuenta con denominación de origen y se elabora en sabores como guayaba, membrillo y tejocote.

Sin embargo, a lo largo del país existen muchas otras variantes. En Durango, Sonora y Chihuahua, el ate es conocido como cajeta, mientras que en Coahuila se elabora con membrillo y perón. En Guanajuato se prepara una versión llamada membrillate, y en diversas regiones, el ate de guayaba se conoce como guayabate. En Oaxaca, por ejemplo, existe el guayabate de panela, donde se sustituye el azúcar refinada por panela, lo que le da un sabor más profundo y una textura especial. En Baja California Sur, el ate de dátil es una especialidad local muy apreciada.

Innovaciones en la gastronomía

El ate no solo se disfruta en su forma tradicional, sino que también ha inspirado nuevas creaciones culinarias. Hoy en día, su sabor se incorpora en postres como pay de queso con ate, un delicioso contraste de texturas y sabores. Además, en algunas regiones se han desarrollado tamales de ate con queso, donde la masa de maíz sirve de base para pequeños trozos de ambos ingredientes.

La fusión entre lo tradicional y lo moderno enriquece la gastronomía mexicana, manteniendo viva la esencia de un postre que ha trascendido generaciones. Ya sea como un sencillo bocadillo o en nuevas versiones innovadoras, el ate con queso sigue siendo un deleite para los amantes de los sabores auténticos.

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