
La automotriz detendrá temporalmente operaciones en plantas clave de Toluca, Saltillo y Windsor. La medida responde a los nuevos aranceles de EE. UU. y pone en riesgo empleos y cadenas de suministro.
Una reacción inmediata a los nuevos aranceles
La administración de Donald Trump anunció nuevos aranceles a autos importados desde México y Canadá, y el primer gran impacto se siente en la industria automotriz. Stellantis, uno de los principales fabricantes del sector, anunció la suspensión temporal de operaciones en sus plantas de Windsor (Canadá) y Toluca (México). La medida también afectará al personal en Estados Unidos, con cerca de 900 empleados bajo un esquema de regulación temporal de empleo (ERTE).

México: Toluca se detiene y Saltillo está en riesgo
En Toluca, donde se ensamblan los modelos Jeep Compass y Wagoneer S EV, las operaciones se detendrán al menos durante un mes. Esto pone en incertidumbre la estabilidad laboral en una planta considerada estratégica para el grupo. En Saltillo, donde se fabrican los modelos de la familia Ram, aún no se ha anunciado una pausa directa, pero el clima de incertidumbre crece ante posibles afectaciones.
La planta de Saltillo produce actualmente camionetas como la Ram 2500, 3500, ProMaster y Ram 1500, modelos clave en el abastecimiento para América del Norte. Apenas hace dos meses, Stellantis realizaba reclutamientos en este complejo, lo que hoy contrasta con el nuevo escenario de tensión.
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Canadá también enfrenta consecuencias
La planta de Windsor, donde se producen la Chrysler Pacifica y el Dodge Charger Daytona EV, también verá interrumpida su producción. Unos 4,500 trabajadores serán suspendidos durante al menos dos semanas. El director de Stellantis en Norteamérica, Antonio Filosa, señaló que la compañía continuará dialogando con las autoridades estadounidenses para evaluar medidas de mediano y largo plazo.
Posible efecto dominó en la industria
Este ajuste de Stellantis podría ser solo el comienzo. Ford y General Motors ya advirtieron que los aranceles forzarán un aumento de precios en vehículos y podrían desacelerar la demanda. La industria automotriz en Norteamérica se encuentra en un momento crítico, y las consecuencias podrían extenderse a la cadena de suministro y al consumidor final.