
A sus 78 años, Ligia Gladys Rivero se ha enfrentado a múltiples adversidades que han puesto a prueba su fortaleza; sin embargo, a pesar de ello, su fe permanece intacta. Desde hace seis años, esta mujer vive en las calles de la colonia Tamulté, en la capital tabasqueña, donde se ve obligada a refugiarse en banquetas y cajeros automáticos.
Ligia experimentó la pérdida de su hogar debido a circunstancias lamentables y, a pesar de la dura realidad que enfrenta, ha decidido vivir un día a la vez. Aunado a su situación, su único hijo se encuentra enfermo, por lo que ambos no cuentan con un sustento económico estable. Para variar, el apoyo financiero que recibía del gobierno fue robado recientemente en el mismo lugar donde ha pasado las últimas noches.
A pesar de su difícil situación, la fe de Ligia no se ha quebrantado, por el contrario, sigue firme. Este domingo, asistió a la celebración del Domingo de Ramos, donde alzó sus ramos como símbolo de glorificación hacia Jesús, mostrando una sonrisa y sin ninguna aflicción en su rostro.
“Dios ha permitido que a pesar de todo lo que ha pasado, yo siga de pie. Sí, han pasado muchas cosas y probablemente otras pasarán, pero si él me tiene aquí es por una razón. Yo creo en él”, refirió mientras caminaba a un costado del Nazareno durante el Domingo de Ramos.