MunicipiosVillahermosa
Tendencia

El programa Crédito a la Palabra Ganadera es para el pueblo, afirma Eleazar Ramos del ejido Virginio Chan, Macuspana

Entre el mar de sombreros que ocupaban la carpa instalada en el rancho San Diego, de la comunidad de Allende Bajo segunda sección, destacaba la gorra de doña Floramia Santiago Salvador. “No pude dormir, me despertaba a cada rato porque ya quería estar aquí”, contó la mujer de 58 años de edad.

La nativa del ejido 20 de Noviembre es una de las primeras 100 personas que se llevará hoy a su tierra, 10 novillonas y un semental de registro, como parte del programa Crédito Ganadero a la Palabra que implementa el Gobierno del Pueblo.

“Siento alegría porque por primera vez un gobierno se acuerda de nosotras, las mujeres productoras”, reconoció.

Bajo la carpa había productores provenientes de los ejidos Melchor Ocampo, Virginio Chan y colonia Rovirosa, entre otras localidades del municipio de Macuspana. En el evento oficial de entrega que tendría lugar en unos minutos, la secretaria de Desarrollo Agropecuario y Pesca, Luisa Cámara Cabrales, describiría a todos los beneficiarios presentes, con unas certeras palabras: “Todos ustedes no son susceptibles de crédito, pero tienen palabra”.

Te puede interesar: Cumplimos nuestra palabra empeñada: Javier May Rodríguez

Doña Floramia sigue sorprendida de ser de las primeras beneficiarias de este Crédito Ganadero. En la inundación de 2007, sus cuatro lecheras se ahogaron. “No me habían dado nunca antes ningún apoyo. Estoy contenta porque al fin voy a tener de nuevo mis animalitos con los que saldremos adelante, ordeñando y sacando lechita para vender”, agregó.

Tampoco don Eleazar Ramos, de 65 años, había sido alguna vez beneficiario de alguno de los programas ganaderos implementados por los gobiernos anteriores. “¡Había preferencias!, los que tragaban más pinole, los que se les secaba la saliva de tanto hablar, esos eran los ganones. Ahora no, este gobierno es distinto”, dice el pequeño productor del ejido Virginio Chan segunda sección.

Del último ejido de Macuspana, ya pegado con los límites de Chiapas, vino don Abraham Díaz Pérez, con uno de sus nietos. “Somos una familia unida, tenemos una parcelita y mis nietos me van ayudar con las novillonas y el semental”, dice el macuspanense de 74 años de edad.

El productor reconoció sentirse feliz porque “este Gobierno nos toma en cuenta, a mí y a mis otros compañeros que venimos de la zona más al extremo del municipio”.

Con sus documentos en la mano expresó con orgullo que viene de la sierra, “nos dedicamos en el campo a trabajar, allá nadie se mete en problemas y para qué más que la verdad, tenemos un buen Gobierno, somos indígenas pero nos damos cuenta cuando hay preferencias, pero ahora la corrupción se acabó”, dijo antes de sentarse porque ya iba a dar inicio el acto oficial.

Te puede interesar:

Artículos Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button