El valor del cacao es su gente y el Festival del Chocolate un delicioso viaje a los orígenes
Visitar el 13° Festival del Chocolate es un viaje para que el joven estudiante, la cocinera tradicional, el chocolatero de arraigo y las personas de la tercera edad, redescubran con asombro quiénes son, de dónde proceden y felizmente hacia donde los llevará la cultura del cacao.
La joven Paulina Farías, que apenas estaba recorriendo el Salón del Cacao y le faltaba ir al Salón del Chocolate, lo expresó con asombro: “Nunca había venido a un festival, la verdad. Pero me siento súper orgullosa de ser tabasqueña, no puedo esperar a mandarle las fotos a mis amigas, que tengo en otros países, para que nos visiten. La riqueza que tenemos del cacao vale oro. Del Festival me encantó el pasaporte que hicieron y que cada local se lució a lo grande adornándolo con hermosos detalles de nuestra región”.
A unos metros de los expositores de confituras, hechas con chocolate y mezcladas con café o cacahuate, Perla, Cristel, Yannick y Melina dan vuelta a la manivela de un molino, donde trituran los granos de cacao que previamente han tostado en un comal de barro. Los universitarios que aprenden derecho y biología reconocen que el artefacto manual no les es ajeno, pero nunca lo habían girado.
“Veníamos entrando y nos quedamos en el Salón Origen, la verdad nos ha parecido excelente porque nos hace ver que somos herederos de una gran cultura que ha sabido cuidar este fruto y darle un sabor único, regalo para el mundo”, explicaron.
Los pequeños productores de Sembrando Vida son unos gigantes en el 13o. Festival del Chocolate. En sus módulos exhiben ahora la transformación de lo que ayer eran sus cultivos. Es el caso de Daniel Román Priego, que consiguió darle un valor agregado a sus frutos de mango y carambola, convirtiéndolos en un vino fermentado sin nada de alcohol, llamado Tonalti, que en náhuatl quiere decir “Buenos días”.
“El programa Sembrando Vida se enfoca a que el mismo productor le dé a su fruto un valor agregado y lo pueda comercializar, como es nuestro caso, que ya estamos en el registro de marca”, explicó el jalapaneco.
Román Priego, junto a otros productores de la ruta Jalapa-Teapa, que siembran nance, limón, guanábana, explicó que con Sembrando Vida no sólo recibieron apoyo para sembrar, sino también les impartieron talleres para en su caso elaborar vinos y también comercializarlos. Su Tonalti es un vino suave, dulzón y lo ofrece embotellado y con una bolsa elegante con asas.
“Se está conjuntando a todos los productores e impulsándolos a que se entusiasmen no sólo a sembrar, sino que nosotros mismos podamos crear productos y comercializarlos”, refirió
Tabasco es un pueblo que no solo siembra y toma flores, las come…
Afuera, el humo y el aroma envuelve a las once cocineras tradicionales en un duelo para sacar a los semifinalistas que competirán al día siguiente. Entre el fuego y las piedras, lucen robustos pejelagartos plateados para un pueblo que no solo bebe flores moradas sino que también las come, en sabores indígenas y criollos que son un deleite.
La cocinera tradicional Cristina Gómez compite con una tortilla precisamente elaborada con la flor de matalí. Ella recuerda que su mamá les hacía un jarabe con esta flor para curarlos del estómago, y ahora ella pensó que “si bebíamos esta flor, ¿por qué no también saborearla en una rica tortilla con chaya?”.
Una abuelita de la tercera edad que pasaba de una cocinera a otra y no se quería perder lo que ellas hacían, calificó el concurso como “la cosa más hermosa que he visto, cómo cocinaban nuestros antepasados, los ingredientes que usaban, los tipos de guisos que ya muchos no conocen, vengan a saborear esta increíble fiesta propia de nuestro estado. Felicidades a todos los fogoneros, a los organizadores y a quienes nos visitan”, expresó.
Con casi 10 años de participar, para los chocolateros Laura Gorra y Alejandro Rodríguez, este 13° Festival del Chocolate les ha permitido colaborar y crecer juntos. La prueba es el carrusel de chocolate que elaboraron juntos y que les tomó más de 700 horas terminar y pesa más de 60 kilos.
“Nos han dejado ser libres en este tipo de proyectos, nos conocimos en uno de los festivales y ya tiene tiempo que trabajamos juntos, nos permite mostrar nuestro talento y nuestras marcas”, agregó.
Cada uno de los visitantes, expositores y chocolateros aconsejan a quienes no han llegado a que los visiten. ¡Quedan solo dos días!