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Conoce la historia de la casa ‘Siempre Viva’, emblemático edificio en Villahermosa

La Casa Siempreviva, una emblemática galería y centro cultural, es un testimonio del legado de Isabel Rullán de Izundegui, una destacada periodista tabasqueña, feminista y promotora del periodismo en su estado natal. Tras su fallecimiento en diciembre de 1995, Rullán legó su residencia a la comunidad tabasqueña, transformándola en un importante espacio cultural que sigue enriqueciendo la vida de la región.

Este edificio, de estilo ecléctico que fusiona elementos neoclásicos, coloniales y modernos, ha pasado por diversas manos desde su construcción. Originalmente propiedad de Don Benigno Mondragón, la casa fue vendida a Everardo Pastrana en 1910, quien realizó importantes reconstrucciones. Posteriormente, en 1924, pasó a manos de Dolores Cantoral viuda de Salazar, y luego a Manuel Everardo Cantoral.

En 1933, Don Amador Izundegui Cahero adquirió la propiedad. Durante un tiempo, la casa fue alquilada a Chucho Panor, quien estableció una escuela de mecanografía. Posteriormente, la familia Izundegui se mudó al lugar, ocupando la planta baja, mientras que en la planta alta se abrió el Hotel “Isabel”, conocido por ser el único con baño en cada habitación en ese momento. El hotel albergó a numerosas personalidades, incluyendo a Pedro Infante, Miroslava Šternová Beková y Adolfo López Mateos.

En los años siguientes, Don Amador transformó parte de la casa en una clínica para su hijo, el doctor Amador Izundegui Rullán, quien estudiaba medicina. La clínica operó durante muchos años en el mismo edificio.

Tras el fallecimiento de Isabel Rullán, en 1995, la propiedad fue destinada a funcionar como centro cultural. En 1997, la casa fue dada en comodato al Instituto de Cultura y se convirtió en la Galería Siempreviva. Esta galería se convirtió en un espacio vital para el arte y la cultura local, ofreciendo tres salas de exhibición para exposiciones individuales y colectivas de artistas plásticos, escultores y fotógrafos, así como para presentaciones de libros, conferencias, talleres artesanales y de pintura, y proyecciones de películas.

La Casa Siempreviva conserva elementos históricos importantes, incluyendo pisos de más de 115 años, una fuente, un pozo, ornamentaciones, arcos de medio punto, barrotes y protecciones originales de 1953. Estos detalles no solo reflejan la rica historia del edificio, sino que también aportan un valor cultural significativo.

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