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Leyenda Urbana: El duende de Jalapa

En la región de Jalapa, Tabasco, donde la bruma de la noche a menudo cubre el campo y el misterio se mezcla con la realidad, se cuenta una leyenda que ha sido transmitida de generación en generación. Esta es la historia de “El Duende”, un personaje inquietante y enigmático que aterroriza a los niños del área.

Según la leyenda, “El Duende” es un ser pequeño, de estatura similar a la de un enanito, con una apariencia que recuerda a un anciano con orejas puntiagudas y un gran sombrero. Su presencia es conocida en los ranchos y campos de Jalapa, y se dice que puede aparecer en cualquier momento, especialmente cuando los niños se alejan de sus hogares para jugar.

El Duende tiene una costumbre macabra: le gusta asustar a los pequeños que juegan solos. Su método favorito es invitar a los niños a jugar con él y luego llevarlos lejos de casa, dejándolos perdidos y aterrorizados.

Una noche, mientras un grupo de niños jugaba al “escondite” en el patio de su casa, uno de ellos se separó del grupo y desapareció. Desesperados, los otros niños fueron a buscarlo y, al no encontrarlo, corrieron a informar a sus padres. La familia salió en su búsqueda, adentrándose en el monte mientras la noche se espesaba y los ruidos de la fauna local aumentaban.

Después de un tiempo angustiante, los padres vieron a lo lejos a dos figuras conversando. Al acercarse, descubrieron que uno de ellos era El Duende, que había escondido al niño en una cueva cercana. En ese momento, el padre recordó una antigua tradición local: para distraer al Duende y rescatar a su hijo, debía hacer un violín con las hojas de una planta típica de la región llamada “Tanay”.

Con rapidez, la madre cortó una hoja de Tanay y fabricó un violín improvisado. El padre, armado con el violín, se acercó al Duende y le ofreció el juguete. El Duende, al ver el violín, se alegró tanto que se sentó a tocarlo, olvidándose del niño que había hipnotizado. Aprovechando la distracción, el niño recobró la conciencia y corrió hacia sus padres. Juntos, salieron del lugar a salvo y regresaron a casa, aliviados y felices.

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