La Gruta de las Canicas, una de las maravillas naturales más impresionantes de México, se encuentra escondida en el sur del estado de Tabasco, cerca de la pintoresca comunidad de Teapa. Este fenómeno geológico atrae a visitantes de todo el mundo por su singularidad: un piso cubierto por más de 18 millones de pequeñas esferas de calcita, conocidas localmente como “canicas”.
La cueva, que se extiende a lo largo de 529 metros y alcanza una profundidad de 17 metros, ofrece una experiencia inolvidable para los exploradores. Su característica más distintiva es su suelo, adornado con estas esferas calcáreas que se han formado a lo largo de miles de años. La acumulación de calcita sobre núcleos de materia, como granos de arena, da lugar a estas formaciones esféricas. Cada esfera es el resultado de un proceso de sedimentación causado por el movimiento del agua que, gota a gota, ha moldeado este fascinante paisaje subterráneo.
¿Cómo llegar?
Para llegar a la Gruta de las Canicas, los visitantes deben emprender un viaje hacia el sur desde el cerro del Coconá, cerca de Teapa. Desde esta ubicación, una caminata de aproximadamente 20 minutos por senderos rodeados de exuberante vegetación lleva a la entrada de la cueva. Es esencial estar preparado para la aventura, ya que algunos tramos del recorrido en el interior de la cueva son bastante estrechos, requiriendo que los exploradores se arrastren para avanzar.
Una vez dentro, los visitantes se verán rodeados por una serie de formaciones impresionantes, incluyendo estalactitas y estalagmitas que adornan las paredes y el techo de la cueva. El suelo cubierto de canicas crea un crujido bajo los pies, aunque estas esferas, sólidas y resistentes, no se rompen. La alfombra de canicas cubre un área en forma de media luna, con un ancho de 8 metros y un fondo de 6 metros, ofreciendo un espectáculo visual inigualable.
Para llegar a la Gruta de las Canicas, dirígete hacia Tapijulapa y, a unos 5 kilómetros, encontrarás la entrada a “Piedras Negras”. Desde allí, desvíate hacia el sur hasta el poblado de La Selva, ubicado en las faldas de la sierra del Madrigal. Esta travesía ofrece no solo un destino final impresionante, sino también una aventura que conecta a los visitantes con la belleza natural de Tabasco.
