El monumento a Tomás Garrido Canabal, ubicado en la esquina de Paseo Tabasco y el boulevard Adolfo Ruiz Cortines, es el escenario donde una decena de indocumentados ha improvisado un campamento, en espera de recibir ayuda para continuar su trayecto hacia el norte del país.
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La esperanza del “sueño americano” le da a la familia Cálix Bonilla la fuerza para soportar el calor, la falta de alimentos y de un espacio donde puedan cuidar su higiene personal.
Katty Bonilla García y su esposo Edgardo Cálix Lazo, llegaron a Villahermosa hace cinco días, tras ser asegurados por autoridades de Migración en el estado de Nuevo León. Junto a su pequeño hijo Fernando, decidieron pernoctar en un área del parque Tomás Garrido, donde la única seguridad, es la que les brinda una patrulla de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, que se ubica cada noche en el lugar.
Procedentes de Honduras, esta familia abandonó su país hace tres meses, para iniciar la larga travesía que parece no tener fin, pues esta es la tercera ocasión que son regresados al sureste, tras haber logrado avanzar hacia la frontera norte.
“Nos detuvieron en Monterrey y es complicado, mi esposo ha buscado trabajo, pero no le dan porque no tiene papeles y no tenemos dinero”, refirió, para luego mencionar que, con siete familias más, ha hecho de este pequeño espacio, su hogar temporal.
Al no tener ingresos, dependen de la bondad de la gente: algunas personas les llevan alimentos en el día, otros les han regalado juguetes a los más pequeños y, para el aseo personal, a diario caminan hacia una fuente ubicada al interior del parque, donde usan el agua necesaria.
“Ahora queremos sacar permiso, nos dijeron que nos presentáramos hoy, para poder avanzar. Vamos a regresar al norte, para atrás no”, expresó la joven, quien insistió en que no han perdido la esperanza de llegar a Estados Unidos y lograr el “sueño americano”.
Ante la situación de inseguridad que se vive en el territorio mexicano, destacó que su travesía ha sido segura y confía en que así continúen. “Gracias a Dios a nosotros no nos ha pasado nada de eso, no hemos pasado asaltos ni cosas así”, afirmó.
Así como la familia Cálix Lazo, entre los indocumentados se encuentran otras personas, originarias de Guatemala. Hay quienes sí cuentan con experiencia en diferentes oficios, como reparación de electrodomésticos, pero su situación migratoria les impide tener acceso a una fuente de empleo.
Piden a las autoridades mexicanas, los apoyen con una oferta de empleo temporal, para poder reunir fondos y continuar su camino hacia la frontera norte, ya que, en algunos casos, no pueden regresar a sus países de origen, debido a que se endeudaron para emigrar y no pueden saldar esas cuentas.