Pasó la Nochebuena, la cuenta regresiva para que termine este 2023 ha empezado y una de las tradiciones que no podían faltar es la quema del Año Viejo, en donde todo lo malo queda atrás y con la incineración de este típico personaje, se abre la esperanza de que los compromisos no completados o que nunca llegaron puedan otra vez ser retomados.
Como cada año, de forma tradicional manos tabasqueñas comienzan a fabricar los muñecos de Año Viejo, algunos con cara de personajes, otros la ya típica cara redonda, pero todos portando alguna prenda de vestir usada.
Los muñecos son rellenados con diversos materiales, hasta poder darle forma de un viejito, que está destinado a morir en punto de las 12 de la noche de este próximo 31 de Diciembre.
La demanda de este año ha sido mejor que otros años, pues lo de la pandemia que paralizó a toda la entidad, hizo que todos buscaran propósitos de año nuevo en busca de una mejor oportunidad de vida luego de estar confinado por dos años.
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Por años doña Silvia a mantenido la tradición de fabricar años viejo, ese legado lo heredó de sus padres y tiene la ilusión de que pueda transmitirlo a sus hijos, pues ella segura que el hacer muñecos de año viejo significa para muchos una oportunidad de nuevas ilusiones para una mejor vida.
Para su elaboración ella utiliza prendas de vestir que compra de segunda mano, la cual comienza a rellenar con retazos, algunas hojas secas e inclusive hasta aserrín.
El costo de venta anda en promedio de unos 200 pesos, pero que este costo solo incluye el muñeco de Año Viejo, los cuetes o tronadores que la gente acostumbra ponerle en su interior esos los compran en otro lugar y el costo del material pirotécnico que se le vaya a poner varía según el gusto de los clientes.
A muchas personas les gusta que cuando se quemen los Años Viejos sean ruidosos y a otros muy vistosos con luces de colores.
