Con veladoras, ofrendas y juguetes, familiares de personas que perdieron la vida en la niñez, acudieron a los panteones de Villahermosa, para celebrar el Día de Todos los Santos.
Debido a las condiciones climáticas, se tuvo una reducida afluencia de visitantes en este primer día de actividades en los camposantos, no obstante, algunas personas se dieron el tiempo de acudir el fin de semana, para arreglar las bóvedas.
Tal como lo marca la tradición, el 1 de noviembre se honra la memoria de aquellos que murieron siendo pequeños, y por ello, en esta fecha quienes acudieron a los cementerios, fueron principalmente padres que perdieron a sus hijos, así como abuelos que llevaron flores e imágenes para adornar la “última morada”.
Al ingresar a los camposantos, no resulta difícil identificar una bóveda o capilla dedicada a un menor fallecido, pues en su mayoría, tienen imágenes de ángeles como adornos, y además, se les incluyen juguetes que ellos usaron en vida.
En el recorrido realizado por los cementerios, se observó, por ejemplo, un oso de peluche grande, sobre una bóveda pintada de rosa; otra tumba fue enmarcada con un nicho que guarda juguetes pequeños de un niño, y así, en distintos pasillos de los panteones, se encuentran bóvedas que pertenecieron a aquellos que murieron a temprana edad.
En el panteón Central, por ejemplo, las tumbas antiguas de los niños, destacan por el uso de imágenes religiosas y figuras de ángeles. Hay también capillas que incluyen juguetes y objetos alusivos a equipos de futbol u otros deportes.
Aunque con reducida afluencia de visitantes, el día no pasó desapercibido y se espera que mañana haya mayor afluencia de deudos.