Carnaval de Tenosique ¿por qué es el más raro del mundo?
Enero y febrero son meses de celebración del carnaval, y en Tabasco, específicamente en el municipio de Tenosique, se lleva a cabo uno de los carnavales más grandes y considerado el más raro del mundo, conocido como el “Carnaval de Tenosique.”
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Este carnaval, arraigado en tradiciones prehispánicas, se extiende desde el 19 de enero hasta el 5 de marzo, y se caracteriza por sus coloridas danzas con una fuerte influencia indígena. Uno de los momentos más emblemáticos de la inauguración es la “pinta de harina,” en la que los residentes y visitantes se lanzan harina en una especie de batalla festiva.
La danza del Pochó es una de las más destacadas y se lleva a cabo durante los días del carnaval, comenzando el 20 de enero, coincidiendo con el día de San Sebastián. Esta danza tiene un carácter mítico y se cree que sus raíces se remontan al período precolombino, ya que los indígenas la practicaban como parte de una ceremonia religiosa en honor a sus dioses.
El Pochó implica una serie de danzas y ceremonias realizadas al ritmo de música melódica y melancólica, producida por un pito hecho de caña de carrizo y acompañada de tambores. Esta representación simboliza la purificación del ser humano a través de la lucha entre el bien y el mal. Los personajes clave en estas danzas son los “cojoes” (hombres), las “pochoveras” (doncellas) y los “tigres.”
Otra danza que se presenta en este festival es la de Los Blanquitos, una danza mestiza de carácter protesta que probablemente tuvo su origen en la región del Petén en Guatemala, entre los negros traídos como esclavos por los conquistadores españoles.
Los danzantes, llamados “blanquitos,” llevan en la cabeza un penacho cilíndrico adornado con papel picado de colores y tienen tatuadas cruces de achiote en el pecho y la espalda, que simbolizan la religión cristiana de los blancos. Durante la danza, los “blanquitos” son maltratados por un capataz negro, quien va acompañado de sus esposas y los azota como parte de la representación. A lo largo de la danza, los “blanquitos” expresan constantemente su descontento y quejas.