Opinión

Alemania en terapia intensiva

Columna : Aguas Internacionales

JOSÉ MIGUEL MARTÍNEZ
x:@miguelmtz1904

Alemania, cabeza política y económica de Europa y de la Unión Europea (UE), quien además es la cuarta potencia económica del mundo, ha enfrentado una crisis económica desde el 2022. Esto se debe a dos factores importantes: la desaceleración económica provocada por la pandemia de Covid-19 y las sanciones impuestas a Rusia por la invasión a Ucrania.

Durante el periodo de 2005 a 2019, los alemanes lograron una fortaleza económica exportando vehículos a la UE y Estados Unidos. A dicho fenómeno se le denominó el “milagro del mercado laboral”, pues generó un crecimiento de 22.9 por ciento del PIB. Gracias a esto el desempleo pasó de ser equivalente a 11 por ciento en 2005, a representar apenas el 3 por ciento en 2019. No obstante, cuando estalló la pandemia las exportaciones se detuvieron, por lo que las fábricas tuvieron que pausar sus cadenas de producción, dejando a millones de personas sin empleo.

Por otro lado, tras la invasión de Rusia a Ucrania, Alemania se vio envuelta en un problema serio, después de que el entonces presidente estadounidense, Joe Biden, pidiera a los aliados europeos dejar de consumir gas ruso; petición rechazada por el canciller alemán, quien sostuvo que Alemania depende enteramente del gas ruso para poder “calentar los hogares y mantener a la industria en funcionamiento”. Así, en 2023, tras la reducción del gas, Alemania se quedó sin mucha de su energía, situación que contrajo en 0.3 por ciento del PIB, siendo el único país del G7 que decreció económicamente.

Para el 2024, el panorama no mejoró, pues el PIB alemán se redujo nuevamente, ahora en un 0.2 por ciento, generando mucha presión sobre el Gobierno del canciller Olaf. Las presiones fueron tales que las elecciones previstas para el 28 de septiembre de este año tuvieron que adelantarse para el pasado 23 de febrero, siendo la cuarta vez en la historia de Alemania que se adelanta un proceso electoral.

Como resultado, el Bundestag, parlamento alemán, está hoy conformado por 630 escaños; de los cuales la Unión Demócrata Cristiana (CDU), partido de centro derecha, obtuvo el 28 por ciento de los votos. Le sigue el AfD (Alternativa para Alemania), con el 20.8 por ciento, un partido de extrema-derecha, apoyado por Elon Musk.

Por su parte, el CDU, al ser el partido con la mayor cantidad de votos, tiene el derecho a formar parte del Gobierno. Rápidamente el dirigente y próximo canciller de Alemania, Friedrich Merz, comentó que no buscaría formar Gobierno con el AfD, debido a las ideas tan radicales con las que se rige el partido.

La ideología del AfD se basa en repudiar la cultura de la vergüenza alemana, la cual niega que el nazismo hubiera sido tan malo como lo pintan los libros de historia. En este sentido, buscan regresar algunas de las políticas nazis, adoptando además un enfoque totalmente nacionalista, junto al deseo de recuperar la soberanía nacional que rechaza la idea de la Unión Europea.

Ante este panorama, Alemania tiene que decidir si va a poder formar un Gobierno sin la segunda fuerza política del país, misma que está tomando mucha fuerza, situación evidente considerando que su popularidad aumentó un 114 por ciento con respecto a las elecciones de 2021.

Por otro lado, las propuestas del AfD no sólo son peligrosas para Alemania, pues podrían agravar la crisis económica. También puede ser un peligro para Europa y la unidad que tienen que mostrar frente a los nuevos retos en la arena internacional.

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