
En los últimos años, la terapia de reemplazo de testosterona (TRT) ha ganado popularidad, especialmente entre hombres mayores que buscan combatir los efectos del envejecimiento. Sin embargo, su creciente uso también ha generado debates médicos y preocupaciones sobre su prescripción indiscriminada.
El auge de la terapia con testosterona
Según datos de la firma de investigación médica IQVIA, las recetas de testosterona aumentaron de 7.3 millones en 2019 a más de 11 millones en 2024, aunque algunos expertos sugieren que la cifra real podría ser mayor debido a la falta de regulación en ciertas clínicas.
Este incremento se debe, en parte, a una mayor conciencia sobre el hipogonadismo (deficiencia de testosterona), cuyos síntomas incluyen fatiga crónica, pérdida de masa muscular, disfunción eréctil y depresión. Sin embargo, también ha sido impulsado por clínicas que promueven la TRT como una solución antienvejecimiento, incluso en pacientes sin diagnóstico médico.
“Irónicamente, muchos hombres que necesitan testosterona no la reciben, mientras que otros que no la necesitan sí lo hacen“, señaló el Dr. Abraham Morgentaler, urólogo especializado en el tema.
¿Quiénes realmente necesitan TRT?
La deficiencia de testosterona afecta entre 6% y 33% de los hombres mayores de 45 años, dependiendo de los criterios de diagnóstico. Las causas más comunes incluyen:
- Envejecimiento (disminución natural).
- Obesidad (principal factor reversible).
- Diabetes, apnea del sueño y estrés crónico.
- Lesiones en testículos o glándulas suprarrenales.
Síntomas clave
Los médicos clasifican los efectos de la baja testosterona en tres categorías:
- Sexuales: Baja libido, disfunción eréctil.
- Fisiológicos: Pérdida muscular, aumento de grasa, riesgo de osteoporosis.
- Psicológicos: Fatiga extrema, depresión, falta de concentración.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico requiere análisis de sangre (dos pruebas con niveles inferiores a 300 ng/dL) y síntomas persistentes. Sin embargo, la testosterona varía según la hora del día, el sueño y el estrés, por lo que no todos los hombres con niveles “bajos” necesitan tratamiento.
Métodos de administración
- Inyecciones: La opción más económica ($40/mes), aplicada semanal o quincenalmente.
- Geles tópicos: Como Androgel (200−200−500/mes), pero con riesgo de transferencia a otras personas.
- Implantes (pellets): Liberan testosterona por 3-6 meses.
- Pastillas: Nuevas fórmulas (Jatenzo, Kyzatrex) evitan daño hepático.
Riesgos y efectos secundarios
- Fertilidad: Puede reducir la producción de esperma (reversible al suspender el tratamiento).
- Corazón: Aumento de glóbulos rojos (requiere monitoreo).
- Estrógeno: Niveles elevados pueden causar retención de líquidos y crecimiento mamario.
- Piel: Mayor sudoración y acné.
¿Clínicas legítimas o “fábricas de testosterona”?
Preocupa el aumento de clínicas que recetan TRT sin pruebas adecuadas. Un estudio reveló que 25% de los pacientes nunca se hicieron análisis previos, y 50% no tuvo seguimiento.
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Recomendación clave:
- Busque un endocrinólogo o urólogo certificado.
- Evite clínicas que prometan “mejorar rendimiento” sin diagnóstico.
- Monitoree efectos secundarios con un profesional.
Conclusión
La TRT puede ser segura y efectiva para hombres con deficiencia comprobada, pero su uso sin supervisión médica conlleva riesgos. En 2025, los expertos insisten en diagnósticos rigurosos y tratamientos personalizados, no en soluciones milagrosas.