Alrededor de 40 parques naturales, senderos ecológicos y miradores en Bogotá, Colombia, han cerrado el acceso al público debido a la contaminación del aire generada por los incendios forestales. El gobierno local anunció en Twitter que, debido a la alerta por la calidad del aire, se cerrarán nuevos parques y escenarios durante el fin de semana.
La cadena montañosa que limita la ciudad, habitada por casi 8 millones de personas hacia el este, ha sido afectada por cuatro focos de incendios, la mayoría de los cuales ya están bajo control. Hasta el viernes, la cima del cerro El Cable estaba envuelta en llamas a unos 900 metros de un barrio popular de Bogotá.
Los incendios forestales en Colombia han devastado 17,192 hectáreas en los últimos tres meses, debido a la sequía relacionada con el fenómeno climatológico de El Niño. A pesar de que la mayoría de los focos de incendio están controlados, una veintena de puntos siguen activos en el país, en medio de temperaturas récord de calor.
Estas conflagraciones están afectando bosques, cosechas y ecosistemas montañosos fundamentales para el abastecimiento de agua. En Bogotá, las autoridades aconsejan a los ciudadanos evitar salir a la calle y utilizar mascarillas debido a la mala calidad del aire. Los residentes del centro de la capital colombiana también se quejan del olor a quemado y del humo.
Los fines de semana, los habitantes suelen realizar recorridos ecológicos y actividades deportivas, especialmente montar en bicicleta, pero estos escenarios y parques permanecen cerrados de manera preventiva mientras esté vigente la alerta ambiental, según un comunicado de la alcaldía.
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El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, evalúa la posibilidad de tomar decisiones restrictivas a la movilidad de los ciudadanos si la situación de los incendios lo requiere. Por otro lado, el presidente Gustavo Petro declaró el “desastre natural” y destinó recursos económicos para abordar la emergencia, solicitando además la ayuda de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para combatir las llamas.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) advierte que enero podría convertirse en el mes más caliente de los últimos 30 años, y se prevén temperaturas aún más altas en febrero.
