¿Qué es el fósforo blanco? El arma prohibida que usó Israel contra la franja de Gaza
El 7 de octubre pasado, Hamás, considerado como un grupo ‘terrorista’ que lidera parte de Gaza, tomó la decisión de bombardear directamente a los israelíes, desencadenando así una respuesta furiosa por parte de Israel. Este país empleó diversas estrategias, incluso armas químicas, para repeler a su enemigo.
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La organización Human Rights Watch (HRW) informó ayer que había verificado videos tomados el 10 de octubre en Líbano y el 11 de octubre en Gaza. Estos videos mostraban “múltiples explosiones en el aire de fósforo blanco, un arma química, disparado con artillería sobre el puerto de la Ciudad de Gaza y dos ubicaciones rurales en la frontera entre Israel y Líbano”. Lama Fakih, directora de HRW para Oriente Medio y el norte de África, advirtió que el uso de fósforo blanco en áreas civiles concurridas representa un alto riesgo de quemaduras insoportables y sufrimiento de por vida.
¿Qué se entiende por arma química? Según expertos, el fósforo blanco es una sustancia química que se incendia al contacto con el aire y forma parte de diversas municiones legales utilizadas para producir cortinas de humo, señalización o marcación de objetivos. Sin embargo, este componente puede causar heridas graves y a menudo mortales si entra en contacto con la piel.
La UNAM define las armas químicas como compuestos tóxicos utilizados con fines bélicos, destacando su creciente relevancia en los conflictos de Medio Oriente. Estas armas son altamente efectivas con cantidades mínimas, lo que las convierte en poderosas cuando se utilizan contra seres vivos. El gas cloro y el gas sarín son los más empleados en la actualidad por estados y grupos en Medio Oriente, provocando asfixia y quemaduras en los pulmones.
¿Por qué fueron prohibidas las armas químicas? Aunque el uso de armas químicas se remonta a 1675, su uso a gran escala comenzó en la Primera Guerra Mundial, cobrando alrededor de 100 mil vidas. Al término de la guerra, se firmó el Protocolo de Ginebra para condenar el uso de agentes tóxicos, pero su implementación fue limitada ya que muchos estados continuaron comprando estas armas. En 1993, la Convención sobre Armas Químicas prohibió las armas químicas, clasificándolas como armas de destrucción masiva.
