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Golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile: ¿EU debería disculparse?

La conversación telefónica entre Richard Nixon y Henry Kissinger aquel domingo por la mañana comenzó de manera casual, como una charla entre amigos, con comentarios sobre un partido de fútbol que se jugaría ese día.

Sin embargo, Nixon era el presidente de Estados Unidos en ese momento, con Kissinger como su consejero de Seguridad Nacional, lo que hizo que la conversación se centrara rápidamente en el golpe de Estado que había tenido lugar en Chile cinco días antes, el 11 de septiembre de 1973, y en el inicio de la dictadura militar en ese país.

Kissinger informó a Nixon que “lo de Chile se está consolidando”, minimizando las críticas de algunos medios sobre la destitución de un gobierno democráticamente elegido en ese país. Nixon respondió observando que “nuestra mano no se nota en este caso sin embargo”, a lo que Kissinger aclaró que “nosotros no lo hicimos. Es decir, los ayudamos”.

Este diálogo, que forma parte de los registros desclasificados por Washington a lo largo de los años, es una prueba del papel que desempeñó Estados Unidos en la caída del presidente socialista de Chile, Salvador Allende, y en la posterior crisis institucional y social que se desencadenó.

50° aniversario del Golpe de Estado en Chile

A medida que se acerca el 50º aniversario de este trágico episodio, resurge la pregunta sobre si Estados Unidos debería disculparse por su participación en el golpe en Chile. Fuentes diplomáticas indican que miembros del Congreso estadounidense están considerando la posibilidad de impulsar una resolución que sugiera algún tipo de mea culpa por parte de Washington.

El embajador de Chile ante la Casa Blanca, Juan Gabriel Valdés, ha señalado que su país ha enfocado sus esfuerzos en conocer los archivos estadounidenses aún secretos sobre el golpe, pero que apreciarían un gesto de arrepentimiento o disculpas por parte de Estados Unidos, aunque no lo están exigiendo.

La sociedad chilena todavía está dividida en su opinión sobre el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet, que gobernó con mano dura hasta 1990. Algunos condenan la toma del poder y las violaciones a los derechos humanos que ocurrieron posteriormente, mientras que otros creen que la intervención militar salvó al país de un rumbo que había tomado con Allende.

A medida que el presidente Gabriel Boric lanza un plan para buscar a las más de 1,100 personas que siguen desaparecidas en Chile, se refleja que la herida causada por este capítulo de la historia en el país aún está abierta y sigue siendo un tema de profundo debate y reflexión.

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