El origen de las donas: de tradición holandesa a símbolo global con historia militar
De las mesas coloniales a las trincheras de guerra: el fascinante origen de las donas, su evolución cultural y su papel como símbolo de consuelo y resistencia.

Desde su invención accidental por un capitán de barco hasta convertirse en símbolo de apoyo emocional en la guerra gracias a las “donuts girls”, la dona es más que un postre: es una historia de sabor, ingenio y solidaridad. Hoy, se celebra incluso con su propio Día Nacional.
Un legado holandés que cruzó el Atlántico
La primera mención escrita de las “doughnuts” se remonta a 1809, cuando Washington Irving describía las sobremesas en Nueva Amsterdam, hoy Nueva York. Eran bolas de masa fritas conocidas como olykoeks, traídas por inmigrantes neerlandeses.
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En 1847, el capitán Hanson Gregory solucionó el problema del centro crudo en las donas al hacerles un agujero con la tapa de un pimentero. Así nació la clásica forma que hoy conocemos y que revolucionó la textura y cocción de estos postres.
Durante la Primera Guerra Mundial, el Ejército de Salvación envió voluntarias a Francia para apoyar a los soldados. Ante la escasez de ingredientes, Margaret Sheldon y Helen Purviance crearon donas con latas de café como molde. Su éxito fue tal que llegaron a preparar miles por día, convirtiéndose en íconos de apoyo moral para las tropas.

Del campo de batalla a los estantes del supermercado
En los años 20, la palabra “doughnut” se simplificó a “donut” con la llegada de máquinas automáticas para su producción en masa. En 1934, en la Feria Mundial de Chicago, se proclamó a las donas como “el éxito alimentario del Siglo del Progreso”.
Desde 1938, el primer viernes de junio se celebra en EE. UU. el Día Nacional de la Dona, promovido por el Ejército de Salvación para honrar a las voluntarias de guerra y recaudar fondos para los más necesitados.