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La Catedral del Señor de Esquipulas: historia, fe y resistencia en Villahermosa

Desde una humilde ermita de guano hasta una iglesia emblemática, el templo de Esquipulas guarda siglos de tradición y un legado que nació de la devoción guatemalteca.

La actual catedral del Señor de Esquipulas, ubicada en Villahermosa, Tabasco, tiene su origen en una pequeña ermita erigida en 1776. Su historia se entrelaza con la llegada de un crucifijo guatemalteco, la devoción popular y los avatares políticos y sociales del siglo XIX.

Orígenes de un símbolo religioso en Tabasco

De acuerdo con el Compendio histórico, geográfico y estadístico del Estado de Tabasco (1872), de Manuel Gil y Sáenz, a mediados del siglo XIX San Juan Bautista (hoy Villahermosa) estaba dividido en tres barrios: Esquipulas al oeste, La Concepción (o La Punta) al sur y Santa Cruz, ubicado al otro lado del arroyo El Jícaro.

Uno de los hechos más relevantes ocurrió el 21 de marzo de 1774, cuando falleció en la ciudad el obispo de Yucatán, Diego de Peredo, durante una visita pastoral. Antes de morir, el prelado obsequió a su capellán, el presbítero Francisco Barrera, un crucifijo proveniente de Guatemala, conocido como el Señor de Esquipulas.

La primera ermita: origen de la devoción

Con el deseo de honrar la memoria del obispo y rendir culto al Cristo guatemalteco, el padre Barrera convocó a las familias de la zona para construir una ermita en una loma cercana. A cambio, les prometió donar el crucifijo. Así, con entusiasmo colectivo, se edificó una pequeña capilla de guano y setos, de 15 varas de largo, inaugurada el 15 de enero de 1776, bajo la advocación de Nuestro Señor de Esquipulas.

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De guano a ladrillo: una iglesia en constante transformación

Con el paso del tiempo, las paredes originales fueron sustituidas por ladrillos y techos de teja. Ya en 1855, durante el gobierno del general Manuel María Escobar, se colocaron los cimientos de un nuevo templo más sólido y amplio, según informó el diario El Grijalva.

Aunque ni Escobar ni su sucesor Victorio Victorino Dueñas lograron ver la obra finalizada, este último promovió un decreto en 1857 que obligaba a los hombres de San Juan Bautista, entre 16 y 60 años, a contribuir económicamente a la construcción. Sin embargo, la guerra interrumpió el proyecto: en 1859, la iglesia fue parcialmente destruida por artillería, siendo luego reconstruida por el gobernador Simón Sarlat.

Evolución del barrio y del culto

Con el tiempo, el área que rodeaba al templo se consolidó como el Barrio de Esquipulas. En 1842, el antiguo crucifijo fue sustituido por uno nuevo traído desde Campeche, tras romperse el anterior durante un intento de restauración. Hacia 1850, San Juan Bautista ya contaba con dos templos principales: la iglesia de Esquipulas y la parroquia de La Concepción, conocida como La Conchita.

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