Los muertos fuereños de Tabasco: leyendas de almas en pena en la carretera
Historias de apariciones en caminos tabasqueños mantienen viva la memoria de aquellos viajeros que murieron lejos de casa y jamás fueron reclamados.

Desde mediados del siglo XX, Tabasco es escenario de una de las leyendas más escalofriantes del sureste mexicano: los llamados “muertos fuereños”, viajeros fallecidos trágicamente y enterrados en el panteón de Sabina. Sus almas, dicen, siguen vagando por la carretera en busca de respuestas, favores o simplemente un último trayecto a casa.
Un viaje sin retorno
A lo largo de los años 50, Tabasco fue testigo de múltiples tragedias en sus carreteras. Muchos forasteros que perdieron la vida en accidentes y no fueron reclamados terminaron sepultados en el panteón de Sabina. A partir de entonces, comenzaron a reportarse inquietantes apariciones nocturnas en esos mismos caminos.
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Uno de los casos más recordados es el de un trailero que, conduciendo de madrugada, recogió a un hombre que le pidió aventón. Tras conversar largo rato, el pasajero se fue a dormir a la parte trasera del tráiler. Más adelante, al revisar el retrovisor, el conductor vio al mismo hombre parado en medio de la carretera, envuelto en neblina, justo antes de desvanecerse.
Muchos automovilistas aseguran haber vivido situaciones similares. Algunos espíritus solo piden un aventón a sus pueblos de origen, sin lograr llegar nunca. Otros dejan encargos más concretos: mensajes para sus familias o la ubicación de sus tumbas, donde descansan en silencio desde hace décadas.
Una leyenda que persiste
Esta leyenda urbana sigue viva entre los tabasqueños y viajeros, quienes recomiendan tener cuidado si se maneja de noche por estas rutas. Las almas de los muertos fuereños aún buscan lo que dejaron inconcluso… y no dudan en aparecer.