Caballos entrenados: pilar esencial en la equinoterapia infantil
Los equinos utilizados en terapias asistidas deben tener un temperamento dócil, sensibilidad emocional y un riguroso entrenamiento para garantizar la seguridad y efectividad en el tratamiento.

La equinoterapia infantil requiere caballos con características físicas específicas y un entrenamiento de al menos dos años. Su temperamento tranquilo y su capacidad de establecer vínculos emocionales con los pacientes los convierten en aliados terapéuticos clave.
Una terapia que requiere compromiso y conocimiento
La equinoterapia es una disciplina terapéutica que involucra la interacción con caballos para tratar diversas condiciones físicas, emocionales y neurológicas. En este proceso, el tipo de caballo es determinante para lograr avances positivos, sobre todo cuando se trabaja con menores. La psicóloga Silvia Fuentes Suárez, presidenta de Equinoterapia Creteac A.C., destaca que entrenar a un equino para estas actividades toma más de dos años y debe hacerse con plena conciencia de las necesidades del paciente.
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No todos los caballos son aptos para estas terapias. El ideal debe tener un temperamento sereno, ser dócil, sociable y muy tolerante. Además, debe poseer un dorso fuerte, una cruz elevada de forma moderada y un paso amplio y rítmico. Otro aspecto importante es su conformación física: un cuerpo rectangular facilita la monta gemelar, donde pueden ir dos personas, algo útil en algunas sesiones terapéuticas.
La relación que se genera entre el paciente, el terapeuta y el caballo es fundamental. Silvia Fuentes subraya que el equino debe inspirar confianza, adaptarse a los estados emocionales de quien lo monta y mantenerse sereno ante ruidos y movimientos bruscos. Esta sensibilidad emocional es una de sus mayores virtudes como animal terapéutico.
El proceso de preparación se basa en un entrenamiento racional, donde el buen comportamiento se refuerza y se busca eliminar el miedo del animal hacia estímulos externos. Para ello, el caballo debe estar habituado a ser tocado en varias zonas del cuerpo y estar familiarizado con los objetos que se emplean en las terapias.
La equinoterapia no solo demanda caballos entrenados, sino también terapeutas capacitados y comprometidos. Juntos forman un equipo esencial que contribuye al desarrollo físico, emocional y psicológico de los pacientes, especialmente niños, que encuentran en el caballo un aliado sensible y paciente.