El pochitoque: símbolo cultural de Tabasco que lucha por su conservación
Esta pequeña tortuga de agua dulce es parte del patrimonio gastronómico y cultural de los tabasqueños, pero hoy enfrenta amenazas por la caza y la pérdida de su hábitat.

El pochitoque es una especie emblemática de Tabasco, apreciada por su valor cultural y culinario. Sin embargo, se encuentra en peligro debido al consumo indiscriminado, la urbanización y la falta de conciencia ambiental. Autoridades, biólogos y comunidades locales buscan formas de proteger y conservar a esta tortuga única en el sureste mexicano.
En el corazón de los ríos, lagunas y humedales tabasqueños habita el pochitoque, una tortuga de agua dulce cuya importancia trasciende lo biológico: representa un emblema cultural, ancestral y gastronómico del estado de Tabasco.
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Conocido científicamente como Kinosternon leucostomum, el pochitoque es una tortuga pequeña de caparazón oscuro y hocico blanco que ha sido parte esencial de la identidad del pueblo tabasqueño. Desde tiempos prehispánicos, esta especie ha sido consumida en distintos platillos, y su presencia en la cocina local ha sido motivo de orgullo y tradición.
Sin embargo, esa misma fama ha puesto en riesgo su supervivencia. El pochitoque figura actualmente en estatus de protección especial según la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, ya que su población ha disminuido drásticamente a causa de la caza ilegal, el consumo descontrolado, la contaminación de cuerpos de agua y la pérdida de hábitat por el crecimiento urbano.
Organizaciones ambientalistas y autoridades como la SEMARNAT y la PROFEPA, en coordinación con universidades locales, han impulsado campañas de educación ambiental, así como programas de reproducción y liberación en zonas seguras para preservar esta especie.
Además, algunas comunidades indígenas y campesinas han comenzado a criar pochitoques de manera controlada con fines de conservación, buscando alternativas sostenibles que permitan mantener viva la tradición sin poner en riesgo a la especie.
“El pochitoque no es solo un platillo, es parte de nuestra historia, de nuestras raíces. Pero debemos entender que si no lo cuidamos, solo lo veremos en fotos o en leyendas”, comenta María del Rosario López, bióloga e investigadora de la UJAT.
La lucha por salvar al pochitoque es también un llamado a equilibrar tradición y conservación, y representa un ejemplo claro de cómo la identidad cultural puede ser motor para el cuidado del medio ambiente.