José Manuel Vázquez García, protector de los más vulnerables con “La Morada”

EL HÉROE SALIÓ A LA LUZ
Una infancia difícil llevó a José Manuel Vázquez García a esforzarse para cambiar su futuro. Pasó de vendedor ambulante a pequeño empresario, dueño de un restaurante en la calle Ignacio Zaragoza en la ciudad de Villahermosa, Tabasco.
Su cambio de vida no lo hizo olvidarse de sus raíces y mucho menos perdió la sensibilidad para observar a su alrededor y abonar a un cambio positivo de su entorno. Así, hace algunos años puso en marcha una idea: apoyar con comida, a quienes menos tienen.
Y un día comenzó esta noble labor. De a poco, apoyaba a algunas personas en situación de calle, pero fue la pandemia por COVID-19, la que detonó lo que hoy es su proyecto de vida: La Morada, un comedor comunitario donde reparte hasta 150 raciones de comida diariamente.
En el local ubicado en el Barrio Mágico de la capital tabasqueña, José Manuel Vázquez García, comparte a El Momento, cómo ha sido esta labor, que ha significado mucho esfuerzo, pero que ha dado muchas satisfacciones, al ver las sonrisas de quienes, al menos, tienen garantizada un alimento al día.
“Alguien tiene que ver por estos hermanos en situación vulnerable, nos metimos a hacerlo desde hace muchos años y con la pandemia se fue dando forma al sueño de tener un comedor y lo inauguramos hace 2 años. La gente sabe que todos los días puede venir desde las 12 del día y a la una de la tarde damos acceso”, explicó.
Recordó que, en los días de confinamiento, La Morada entregó hasta 500 porciones de comida diariamente. Fue un reto difícil, pero contó con el apoyo de su familia y de personas dispuestas a aportar, de acuerdo con sus posibilidades, para no frenar la ayuda. Poco a poco la cifra disminuyó, pero aún se hacen largas filas sobre la acera, en espera del platillo del día, que puede incluir carne, pollo y legumbres.
A La Morada, llegan por igual: personas en situación de calle, franeleros, boleros, y recientemente, ha incrementado la afluencia de migrantes. Al respecto, Vázquez García expuso que, en este comedor comunitario, se atiende a quien lo necesita y más que la comida, a veces los indocumentados quieren palabras de aliento y motivación, al estar muy lejos de sus países de origen.
“Ahorita están llegando de Venezuela, ellos comentan que los traen de regreso y pasan con nosotros. Han pasado hondureños, nicaragüenses y gente que viene con mucha necesidad, gente que viene buscando no nada más el alimento sino sentirse cobijados porque están en una tierra que no es la de ellos y hacemos lo que nos corresponde, además de darles el alimento, echarles porras para que no se sientan tan mal”, comentó.
El fundador de La Morada, dijo que la recompensa a sus esfuerzos, ha sido no solo el agradecimiento diario de parte de quienes acuden para compartir el pan y la sal, sino también el saludo a través de redes sociales, de aquellos que han logrado el “sueño americano”.
RECONOCIMIENTO AL ESFUERZO
Sin imaginarlo, José Manuel Vázquez García pasó de ser un “héroe anónimo” a un personaje reconocido por organismos nacionales e internacionales. Su labor traspasó fronteras gracias a las redes sociales y a las personas que, durante la pandemia, fueron testigos de la labor en La Morada y no perdieron la oportunidad de difundirlo.
“Tenemos muchos años colaborando con personas en situación de calle, habíamos tenido dos albergues, pero no habíamos podido concretar algo que nos durara, el sueño era el comedor, con el tema de la pandemia pudimos iniciar y gracias a Dios hoy es una realidad en el centro, un lugar donde se les puede dar comida a las personas. Lo hacemos con mucho gusto”, añadió.
Enseguida, compartió que, en los últimos años, sin buscarlo, ha recibido el Premio Estatal de los Derechos Humanos, el premio Guardián de los Derechos Humanos, el reconocimiento como Héroe Latinoamericano contra el COVID, otorgado televisora de China y, además, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC) le otorgó la presea como Restaurante más humanitario del País.
“Esto no nos ayuda porque más que entender que estamos haciendo lo correcto, tenemos el sueño de que alguien más lo vea y lo replique, porque hay muchísima necesidad. Hacemos lo que nos corresponde, como seres humanos tenemos el compromiso de ayudar, lo hacemos con nuestra capacidad y con mucho gusto”, enfatizó.
Abundó que en estas acciones involucra a su familia, pues quiere inculcar en sus hijos, el interés por ayudar a quienes menos tienen. “Ellos no han tenido que padecer, pero deben saber que no pueden ser insensibles, tenemos que compartir”, externó.
LABOR TITÁNICA
Todos los días, en La Morada, se cocina como si se hiciera una fiesta de XV años, afirmó José Manuel Vázquez García. El menú semanal, incluye pollo, carne, lentejas, frijoles o arroz.
Durante la visita, los comensales que acudieron como cada tarde, se deleitaron con un pollo en adobo, arroz y agua de Jamaica.
Para mantener el orden, ingresan al lugar en grupos de 30 personas porque es la capacidad de comedor, y todos, después de mucho tiempo de contar con la ayuda, respetan las reglas y esperan pacientes el turno para ingresar y consumir los alimentos.
El fundador de La Morada, dijo que es gratificante contar con la posibilidad de ofrecer platillos todos los días, sin embargo, aún tiene un sueño pendiente: hacer de este lugar una estancia, donde se ofrezcan las tres comidas diarias, medicinas, y además, se cuente con áreas de descanso y recreación.
Confió en hacer realidad esta aspiración, sobre todo, porque surge de una historia propia, pues tuvo una infancia difícil y una adolescencia complicada. “Surge por haber visto eso y más que nada, el haberlo vivido. Dios ha sido muy bondadoso y hoy podemos devolverlo, lo hacemos con mucho gusto y el objetivo clarísimo de ayudar. Vivimos en carne propia la carencia y hoy podemos devolver eso”, enmarcó.
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