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El misterio de Josefina Pannier: una tragedia sin resolver en el corazón de Villahermosa

La joven tabasqueña que conmovió a la sociedad del siglo XIX por su trágica muerte, aún descansa en una tumba olvidada del Panteón Central.

A más de un siglo de su fallecimiento, el caso de Josefina Pannier continúa rodeado de incógnitas y leyendas. ¿Fue un crimen pasional o un suicidio? Su tumba aún puede visitarse en Villahermosa, Tabasco.

Una tumba antigua, un caso sin justicia

A unos pasos de la capilla central del Panteón de Villahermosa, se alza una vieja tumba con forma de capilla, custodiada por columnas dóricas y una reja corroída por el tiempo. Ahí descansan los restos de Josefina Pannier, una joven tabasqueña cuya vida terminó abruptamente en 1884, a los 16 años.

Su lápida, decorada con una paloma casi borrada por el paso de los años, guarda las fechas que marcaron su breve existencia: 23 de agosto de 1867 – 27 de febrero de 1884. El nombre de Josefina quedó ligado para siempre a una historia de amor, escándalo y muerte.

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Josefina era hija del ciudadano francés Francisco Pannier y de Nicolasa Medina, originaria de Frontera, Tabasco. Al quedar huérfana a temprana edad, fue reconocida legal y religiosamente como hija legítima mediante el matrimonio póstumo de sus padres.

Se dice que mantenía una relación sentimental con el joven Armando Correa Zapata, hijo menor de una familia distinguida. Él estudiaba en el Instituto Melchor Ocampo, dirigido por su padre Juan Correa, mientras que Josefina era alumna interna del colegio para señoritas “María”, regido por Mariquita Zapata, madre de Armando.

La relación entre ambos adolescentes era vista con desaprobación por parte de la familia del joven. Cuando Josefina apareció muerta en su habitación del colegio con una herida de bala, surgieron versiones contradictorias: ¿se quitó la vida por un amor imposible o fue víctima de un crimen?

Una muerte que sacudió a Villahermosa

El suceso, ocurrido en la casa marcada con el número 3 de la antigua calle Iturbide, conmocionó a la sociedad de la época. El acta oficial indicaba que Josefina había fallecido a las 11:05 horas por un disparo de revólver, pero nunca se esclareció si fue un suicidio o un asesinato.

La investigación se prolongó por meses y salpicó a destacadas familias de Villahermosa. Hubo múltiples interrogatorios, pero ningún culpable fue identificado, y el misterio permanece vigente más de cien años después.

Con el paso del tiempo, Josefina Pannier se convirtió en leyenda. Su tumba, firmada por “Sus hermanos”, es una parada obligada para quien recorre con atención el Panteón Central de Villahermosa. Su historia sigue viva en la memoria colectiva, alimentada por el misterio y el romanticismo de una tragedia sin cierre.

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