
Con vestuarios futuristas, efectos visuales y una energía desbordante, la estrella del pop conquistó a miles de fanáticos mexicanos con un espectáculo de otro mundo.
Un aterrizaje pop fuera de órbita
Katy Perry volvió a encender los escenarios con su “The Lifetimes Tour”, que aterrizó en la Arena Ciudad de México ante un público entregado. Recién llegada de su simbólico “viaje espacial”, la cantante estadounidense ofreció una noche que desbordó fantasía, color y nostalgia, demostrando que su presencia sigue siendo tan magnética como en sus mejores años.

La audiencia: una galaxia de estilos y emoción
Desde temprano, la explanada de la Arena se convirtió en una pasarela interestelar. Fans vestidos con trajes plateados, champiñones gigantes, crinolinas coloridas y tiaras brillantes se dieron cita para ver a su ídola. El entusiasmo era evidente: cada grito, cada pancarta, cada disfraz era un homenaje a Perry y a su universo pop.
Un arranque estelar: entre úteros y ovaciones
La cantante apareció suspendida en lo alto del recinto dentro de una especie de cápsula traslúcida. Bastó con que gritara “¡México!” para desatar una ovación que sacudió los cimientos del recinto. Su bajada al escenario fue como un aterrizaje triunfal, donde el pop y el performance se encontraron para abrir una noche inolvidable.
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Luces, danza y un vestuario que desafió la realidad
Katy deslumbró con un vestuario “protogaláctico”, acompañado de una docena de bailarines que hicieron coreografías vibrantes. Con botas altísimas, corazones brillantes y un escenario rodeado de 28 pantallas, la experiencia visual era tan poderosa como el repertorio musical.
Un recorrido acústico por sus éxitos eternos
Entre el frenesí pop, la cantante también regaló un momento íntimo. En el cuarto acto del show, hizo una pausa para ofrecer un set acústico que incluyó “Nirvana” y “Crush”, permitiendo que su voz y la conexión con sus fans tomaran el protagonismo.

Una discografía que sigue explotando como fuegos artificiales
Desde “California Gurls” hasta “Dark Horse”, pasando por “Wide Awake” y el cierre estelar con “Firework”, Katy Perry repasó lo más brillante de su carrera. Cada canción fue coreada y grabada por los asistentes, convirtiendo la noche en un recuerdo imborrable.
Katy sigue reinando… ahora desde otra galaxia
El concierto no solo fue un éxito rotundo, también confirmó que Katy Perry sabe reinventarse, emocionar y conectar con nuevas generaciones. Su mezcla de espectáculo visual, performance y pop bien producido sigue vigente, y en México, encontró una vez más su segunda casa.