La dinámica familiar, el acceso a la tecnología y uso excesivo de las redes sociales, ha provocado cambios en el comportamiento de los menores, quienes prefieren un “like” que la convivencia “cara a cara” en el hogar.
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A decir de la especialista en Psicología Clínica Infantil, Issa Sole Vázquez Valdéz, detrás de la pantalla del teléfono celular, hay una idea distorsionada de la realidad. Los menores de edad son los más afectados al hacer juicios sobre situaciones que no existen, pues en las redes sociales, es muy fácil aparentar una imagen distinta a la real.
“Lamentablemente ahorita las personas toman presencia a través de las redes sociales, son vistos, tomados en cuenta, mirados, reconocidos y un like es como un sentimiento de aprobación, cuando realmente nada de eso sustituye el cara cara humano, pero toda esta tecnología que ahorita nos arrasa tiene ese enfoque”, apuntó.
Sostuvo que lo más peligroso de esto, es que los menores procuran imitar lo que ven en las redes sociales y cuando no tienen los mismos resultados, se sienten en desventaja y esto les ocasiona cambios en el estado de ánimo.
“A nivel familiar se ha descuidado un poquito la convivencia, estamos más basados en lo que tenemos que en lo que somos, muchos niños están solos en casa, muchos jóvenes. Los papas trabajan todo el día y quieren hacer también su vida, entonces, de una u otra manera eso repercute en la conexión con los hijos. Tal vez contactan con ellos, pero no hay conexión con ellos”, afirmó.
Esto -añadió- hace que los menores busquen en las redes sociales el afecto, reconocimiento y valía que no encuentran en el hogar.
“Y la reciben de una manera irreal, a través de likes, estar presentes en comentarios, tener cierto número de seguidores. Esto afecta directamente su autoestima, porque los jóvenes requieren aprobación de sus pares y esto crea niveles de estrés: ¿qué pensarán de mí?, conmigo no salen, no luzco así y si no tengo esos amigos y no soy tomado en cuenta, ¿qué soy? Y eso conlleva a que: a nivel familiar cada vez estamos conectando menos”, argumentó.
Vázquez Valdéz indicó que, en la actualidad, se vive un mundo de perfeccionismo en las redes sociales, donde el falso positivismo, se convierte en el enemigo de las nuevas generaciones.
“Estamos viviendo en un mundo de perfeccionismo, de hedonismo, de: todo lo tienes qué lograr; esa energía positiva de: si lo decretas así será, todo ese tipo de cosas que en muchos aspectos para nada tienen que ver con una situación real. La tristeza, la alegría, el enojo, son emociones necesarias para la vida”, destacó.
En el mundo de las redes sociales, agregó, se tiene que estar feliz y agradecer hasta por las catástrofes, algo que no es emocionalmente saludable. Por ello, conminó a los padres de familia a acercarse más a sus hijos y procurar que la convivencia “cara a cara” sea más frecuente que el acceso a las redes sociales.