Damián Piza: El “tiburón tabasqueño” que cruzó el Canal de la Mancha y brilló en Hollywood
De las aguas de Teapa a los sets de Hollywood y los mares de Europa: el legado de un ícono del deporte y el cine mexicano.
Damián Piza, nadador tabasqueño y doble de riesgo en la cinta Tarzán y las sirenas, fue el primer mexicano en cruzar a nado el Canal de la Mancha. Su vida combinó la fuerza atlética con el carisma cinematográfico, dejando una huella profunda en la cultura popular y deportiva de México.
De Tabasco al estrellato
Originario de una ranchería cercana a Teapa, Tabasco, Damián Piza Beltrán forjó su destino en las aguas que lo rodeaban desde niño. Fue ahí donde desarrolló su dominio del medio acuático, que más tarde lo llevaría a destacarse tanto en el cine como en la natación de alto rendimiento. Su figura se volvió mítica por su versatilidad: nadador, actor, doble de acción y maestro.
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El Tarzán mexicano que conquistó Hollywood
La industria del cine lo conoció como “El Tarzán mexicano”. Su físico imponente y destreza acuática lo convirtieron en el doble ideal para Johnny Weissmuller en la cinta Tarzán y las sirenas (1948). Mientras el actor olímpico se quedaba con los primeros planos, Damián se encargaba de las escenas más arriesgadas, nadando entre corrientes o colgándose de lianas en la jungla ficticia de Hollywood.
El Canal de la Mancha: su gran hazaña
Aunque el cine le dio proyección internacional, fue la natación de aguas abiertas lo que consolidó su leyenda. En 1953, Piza se convirtió en el primer mexicano en cruzar el Canal de la Mancha, nadando 34 kilómetros en 15 horas con 23 minutos. Dos años después, repetiría la proeza con un mejor tiempo: 15 horas y 8 minutos. Su hazaña lo posicionó como un referente internacional del deporte extremo.
Después de sus años de fama, Damián Piza dedicó su vida a enseñar natación a nuevas generaciones. Su legado traspasó las medallas y autógrafos para convertirse en una inspiración viva en la Ciudad Deportiva de Villahermosa, donde la alberca olímpica lleva su nombre.
Leticia González Montes de Oca, una de sus alumnas, recuerda: “Mi profesor me decía: yo fui Tarzán. Y aunque no le creí, me regaló una foto donde aparecía con Chita y una sonrisa enorme”.
Hoy, Tabasco honra su memoria con calles y espacios públicos que llevan su nombre. La figura de Damián Piza representa el espíritu incansable de quienes no se conforman con los límites y deciden cruzarlos, ya sea en la pantalla grande o en las aguas más frías del planeta.
