La democracia en Georgia se derrumba, Rusia, China e Irán ven una oportunidad

El ocaso de un modelo postsoviético
Hace una década, Georgia se consolidaba como faro democrático: crecía su economía, crecía la ayuda de EE. UU. y sus tropas participaron en Afganistán junto a la OTAN. Incluso la capital, Tiflis, nombró “calle George W. Bush” en honor al expresidente estadounidense. Hoy, sin embargo, esa imagen se desmorona.
Ley Megobari: intento de frenar el autoritarismo
En Washington, legisladores bipartidistas impulsan la Ley Megobari —“megobari” significa “amigo” en georgiano— para sancionar a quienes estén involucrados en fraude, represión y corrupción, tanto con vetos de visa como congelación de activos. Su aprobación en el Senado y firma por el presidente son inminentes.
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Oposición encarcelada y protestas masivas
El partido gobernante, Sueño Georgiano, fundado por el multimillonario Bidzina Ivanishvili —sancionado por EE. UU.— controla el Parlamento y el Ejecutivo. Casi toda la oposición está en prisión; se estima en unos 60 los detenidos por motivaciones políticas. Durante más de 200 días, miles han protestado en Tiflis, incluso bajo vigilancia con cámaras de reconocimiento facial de origen chino y multas de hasta US$2 000.
Auge de la influencia rusa, china e iraní
- Rusia avanza mediante operaciones de influencia, penetración política y ocupación persistente del 20 % del territorio georgiano: Abjasia y Osetia del Sur.
- China invierte más de 1 300 millones de dólares, domina proyectos estratégicos y despliega tecnología de vigilancia .
- Irán refuerza lazos diplomáticos, comerciales y logísticos, incluyendo registros de empresas con nexos con su Ministerio de Defensa y evasión de sanciones.
El deshilachamiento de la relación con Occidente
Estados Unidos suspendió su asociación estratégica con Georgia tras la suspensión del proceso de adhesión a la UE, calificó las elecciones de 2024 como “ni libres ni justas” y sancionó a Ivanishvili por socavar la democracia y favorecer a Rusia.
Rusia, China e Irán protagonizan lo que analistas llaman el “eje de autocracias” o “Axis of Upheaval”, una coalición pragmática contra la influencia occidental.
Reacciones del gobierno georgiano
Los diputados de Sueño Georgiano tildan la Ley Megobari de “hostil” y parte de una estrategia del “deep state” de EE. UU. Por su parte, líderes opositores como Giorgi Gakharia y Zviad Adzinbaia consideran que la ley representa “una esperanza” para frenar el autoritarismo y presionan en favor de elecciones municipales en octubre.
¿Un punto de inflexión?
El Parlamento Europeo ha advertido que las elecciones fraudulentas de octubre marcaron “un claro punto de inflexión hacia un Gobierno autoritario” . Analistas concluyen que, sin una intervención occidental efectiva —económica y política—, Georgia quedará cada vez más susceptible a las agendas del Kremlin y sus aliados.
Lo que viene
Georgia enfrenta una encrucijada crítica: su derrocamiento democrático coincide con una ofensiva rusa, china e iraní, mientras sus lazos occidentales se deshacen. La Ley Megobari representa una última oportunidad para revertir la deriva autoritaria. De aprobarse, marcará un antes y un después en la defensa de la democracia georgiana.