
Desde las 4 de la tarde, la monumental Plaza de Armas comenzó a llenarse de color y tradición. Hombres, mujeres y niños de las diversas comunidades yokot´anes de Tabasco, ataviados con sus trajes de manta, paliacates rojos al cuello, calzado de cuero y sombreros de palma, fueron llegando.
Las mujeres, engalanando aún más el evento con sus tradicionales vestidos floreados y rosas en el cabello, aportaron un toque de belleza y autenticidad a la celebración.
El objetivo del colectivo “Tabasco Cultura”, los artífices de esta gesta, era ambicioso: reunir a cerca de mil amantes de la música que emana de la flauta de carrizo y el tambor de cuero, distintivos de los tamborileros. Y aunque no alcanzaron la cifra soñada, la pasión y el número de asistentes superaron cualquier expectativa, estableciendo un nuevo hito para la música tabasqueña.
No es casualidad que este evento haya cobrado tal magnitud, ya que se debe de recordar que la música de los tamborileros fue reconocida como Patrimonio Cultural Intangible por el Congreso Tabasqueño, declarando el 5 de marzo como el Día del Tamborilero Tabasqueño. Una decisión que busca preservar y valorar una tradición musical que es símbolo de identidad y arraigo en la región.
Por ello, la música no solo fue un sonido, sino una conexión directa con las danzas ancestrales que las culturas olmeca-maya realizaron en nuestra tierra. Las historias se contaron con movimientos corporales, con el golpeteo de los tambores, el sonido de los carrizos y el tintineo de los cascabeles, un conocimiento único que ha llegado intacto hasta nuestros días.
Cuando la fuerza y el sonido de los tambores hicieron vibrar el corazón de todo México y el mundo entero, emano un sentimiento de unidad y orgullo que invadió a los presentes. “Somos más las personas que desean que sucedan cosas buenas”, resonó, y la respuesta fue unánime.
La melodía “La flor del maíz” inició aquella sinfonía, haciendo vibrar los corazones de todos los presentes. Le siguieron la “Danza de los pájaros” y la “Danza de los comales”, entonadas al unísono, creando una atmósfera mágica.
El clímax llegó con el “Canto a Tabasco”, el himno representativo que hizo que los corazones retumbaran. Y para cerrar con broche de oro, la icónica melodía de “El tigre” que, exigió a los “piteros” un último esfuerzo, un soplo de aire extra para que las flautas de carrizo sonaran con la mayor representatividad posible, dejando a todos los presentes con una sonrisa y la certeza de haber sido parte de algo verdaderamente histórico.
Presentación
El cumulo de artistas tradicionales deleitó con estas piezas a los ciudadanos
“Danza de los pájaros”
“Danza de los comales”
“El Tigre”
“Himno a Tabasco”